Esta foto fue en semana santa del año pasado. Elegí ponerla para la entrada de esta semana porque mi hermana me tomó la foto justo cuando estaba arreglándome el pelo y sintiendo el viento en la cara. Ese, ha sido uno de los momentos en los que me he sentido más libre en toda mi vida.
Esta semana me he sentido enjaulada; encerrada entre paredes, personas, palabras y acciones. No, no me siento encerrada porque no he salido de mi casa, me siento encerrada porque siento que no he salido de mí misma. Me explico: muchas veces me encierro a mí misma en mí misma. ¿Les ha pasado? Que se encierran a ustedes mismos. Yo me encierro con palabras que las personas me dicen. Me encierro en las cosas negativas que me pasan. Me encierro en las personas que no me hacen bien.
Mi doctor me dijo algo muy sabio: "Usted puede reservarse el derecho de elegir a las personas que están en su vida, así como también puede reservarse el derecho de elegir el tipo de relaciones que tiene en su vida, no importa si son familiares, amistosas o románticas". Esto me dio mucho en qué pensar. Estuve toda la semana encerrada en una situación difícil. Hay personas muy cercanas a mí a las que quiero mucho, que no me hacen bien porque siempre que los miro tienen algo malo qué decir de mí. No les gusta nada pero me lo dicen en un tono de preocupación. "Sos muy linda, pero no me gusta que te maquillés", "Sos preciosa, ¿por qué te haces piercings y tatuajes?", "Sos demasiado inteligente, ¿por qué estás estudiando psicología? ¿Has oído hablar de que los psicólogos están locos (la locura no existe)?", "Escribís divino, ¿por qué tenés un blog? ¿Sí sabés que es público? ¿Qué querés? ¿Que la gente te de palmaditas virtuales?". Este tipo de cosas son cosas que dice una persona que invalida tus sentimientos, tus pensamientos y tus acciones. Nadie se merece tener a personas en su vida que lo invaliden y le quiten valor a su esfuerzo, a su orgullo, a su felicidad y a sus logros. Tomé la decisión de alejarme de estas personas y nunca me he sentido tan en paz. De verdad qué cansado es lidiar con este tipo de personas. Hoy, viernes 13 de julio del 2018 me siento libre. Me siento libre de ellos al fin. Me quiero más a mí y creo que de las cosas más difíciles que hay cuando uno convive con este tipo de personas todo el tiempo es recuperar esa confianza que uno tenía; pero se puede, se los juro.
No les voy a decir que ya no tengo problemas y que mi vida es perfecta ahora, porque no; pero como dirían mis personas favoritas: baby steps. Las cosas van sanando poco a poco. Quien mucho abarca, poco aprieta. Así que, si tienen algún problema... o un montón, vayan solucionándolos poco a poco. Les puedo escribir mil veces que los entiendo si se sienten cargados de problemas y encerrados en ellos, pero si algo les puedo decir, es esto: La libertad se pierde tanto como se encuentra en uno mismo.
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