Esta semana me pasó algo que me hizo reflexionar y pensar mucho en los nuevos comienzos.
Gente, no se imaginan la cantidad de veces que he vuelto a empezar.
Díganme si no han vuelto a ver una película, una serie o a leer un libro... porque les encanta.
Lastimosamente en la vida los nuevos comienzos no son para revivir cosas que ya nos pasaron y que nos gustaron; en la vida si uno termina algo, jamás vuelve a ser lo mismo. Nunca.
No lo digo por pesimista, es que simplemente es la verdad, pero no es malo... todo lo contrario: muchas veces cuando algo se acaba y uno empieza de cero, lo nuevo es mejor. Lo digo porque las experiencias que hemos vivido, que estamos viviendo y las que nos quedan por vivir, nos enseñan.
Tal vez al principio no se sienta así... pero lo es, créanme; se los digo por (muchas) experiencia(s).
Esta semana conté y no se imaginan la cantidad de despedidas que he tenido que dar a lo largo de toda mi vida... pero también he dado muchas bienvenidas. Es impresionante, porque la mayoría de despedidas y bienvenidas que he dado, han sido para mí. Me despido de mí misma porque sé que la persona que soy en ese momento, está por desaparecer y viene una nueva Adriana, un poco más sabia... un poco más sana.
Me he reiniciado muchas veces a mí misma.
No, no dejamos el pasado atrás... pedazos pequeños de él quedan en nosotros; como pedazos de cristal incrustados en la piel o como el mineral que creció adherido a la pared: sigue en nosotros, porque olvidar es imposible pero superar no, y superar es sano. Fragmentos, momentos, voces... no quiere decir que no hayamos sanado sino que crecimos con cada cambio. Nos adaptamos, cambiamos, tenemos algo nuevo y por supuesto: ya no somos quienes solíamos ser. Hacemos lo necesario para volver a empezar; para tener un nuevo comienzo. Es por eso que hay gente se corta el pelo, o se lo pinta, por eso las personas se empiezan a vestir diferente o a pensar diferente. Por eso la gente se ríe más o se ríe menos, baila más, sale de fiesta o lo deja de hacer... cada quien se va convirtiendo en aquello que le conviene para que sus despedidas no sean tan dolorosas y los nuevos comienzos sean más interesantes. Yo soy una fiel creyente de la teoría de Darwin y aunque él la haya hecho a nivel biológico y evolutivo, yo creo que la mente humana también se adapta por el instinto de supervivencia; cada quien posee una forma de lidiar con lo que tiene y es por eso que cambiamos o creamos cosas en nuestra vida; porque volver a comenzar no significa perderte: significa encontrarte. No es irte a otro país y olvidarte de todo (aunque hay gente que lo hace así y es magnífico), a veces solo es levantarte de tu cama de una forma diferente, desayunar algo distinto, tomar otra ruta por las mañanas, dormir en diferentes pijamas, hablarle a alguien nuevo, probar nueva comida... cambiar de rutina. Yo sé que todo lo que he escrito hoy son ideas desordenadas de un mismo concepto y pensé en cambiarlas pero, ¿para qué? Lo que pienso es lo que siento y lo escribo como puedo porque les voy a ser sincera, para mí todos los días es un nuevo comienzo y yo sé que suena cliché pero ¿y qué? Es la verdad. Los nuevos comienzos son difíciles, sí, pero son buenos y son sanos. No les puedo explicar lo delicioso que se siente escribir algo nuevo todos los jueves.
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