Odio la navidad.

Me voy a explicar, odio el día de la navidad porque siempre estoy triste ese día. Siempre me hace falta alguien y creo que eso empieza cuando uno comienza a crecer, poco a poco la familia va cambiando y van faltando personas que siempre estuvieron ahí.
Cuando se divorciaron mis papás, me di cuenta de que así iban a ser todas mis navidades: al ver el reloj y que dieran las 12 y cuando todos los cohetes y los gritos de las personas empezaran a sonar, iba a extrañar a alguien y no iba a poder llamarla o llamarlo porque las líneas de teléfono se saturan.
Al crecer, la navidad ya no es Santa y sus regalos, ya no es magia, ya no es quemar estrellitas y ver los cohetes. La navidad ahora es saber que la magia no es como creíamos, es entender el daño que le hacemos al planeta cuando quemamos cohetes, es saber que al día siguiente probablemente va a haber goma, ya no es abrir regalos al despertarte el 25, ya no es llegar a tu casa y emocionarte porque las galletas y la leche que dejaste están a medias.
Pero no es del todo mala, no me gusta el día de navidad pero me gusta el concepto. Me gustan las luces navideñas, me gustan los abrazos a media noche, me gusta pasarla con gente a la que amo, me gusta recibir y mandar mensajes a gente que me importa, me gustan los detalles, las risas, los llantos de felicidad, me gusta recibir a parientes de otros países, me gusta ver a mis seres amados sonrientes y me gusta ver a las personas llenas de vida; creo que ese es el tipo de magia que tiene la navidad, al final siempre une a las personas. Soy el Grinch porque odio la navidad pero al final, siempre termino pasándola bien y con una sonrisa en el rostro.
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